Niños con síndrome de Down: qué puedo esperar y cómo se desarrollará mi hijo
Si su hijo tiene síndrome de Down, seguro se estará preguntando cómo se diferenciará su crecimiento respecto al de los niños neurotipicos. Por ese motivo, en este artículo te comentaremos algunos puntos a tener en cuenta de cómo será física y cognitivamente. Pero, además, cómo se vinculará socialmente en sus entornos formales o cercanos.
Respecto a lo último, es necesario recalcar que estos niños crecen a un ritmo más lento que los otros, pero socialmente tienden a ser similares a los niños sin esta enfermedad.
Si bien todos los niños con esta afección son muy diferentes entre sí, sus padres notarán que les costará más tiempo llegar a gatear, caminar y hablar. Ellos, alcanzarán los mismos hitos que los demás niños, pero tardarán más en conseguirlo.
Por ejemplo, el gateo suele empezar cuando el bebé tiene unos 8½ meses. Para un niño con síndrome de Down, puede que no sea hasta los 18 meses. Ellos empiezan a andar en torno al mes 28, mientras que los demás niños suelen hacerlo alrededor de su primer cumpleaños.
Los niños con síndrome de Down tardan aproximadamente el doble en alcanzar la mayoría de estos hitos físicos porque se desarrollan a su propio ritmo. Esto es porque tienen características físicas diferentes como:
- Un tono y una fuerza musculares bajos
- Una mayor flexibilidad de las articulaciones
Sin embargo, la voluntad de ellos de gatear, andar y jugar como los demás niños, hará que logren encontrar alguna manera de superar sus dificultades.
A veces, estas soluciones dan lugar a malos hábitos que pueden acabar causando daños, por lo que es importante trabajar con un fisioterapeuta que pueda guiar al niño para que realice los movimientos adecuados.
Los niños con síndrome de Down también aprenden más lentamente
Al igual que ocurre con el desarrollo físico, el aprendizaje también es más lento para estos niños. Esto se debe a que ellos no pueden explorar libremente el mundo que les rodea en sus primeros años de vida, esto es a causa de sus dificultades físicas que lo limitan. La consecuencia de esto puede ser notoria, sobre todo, en el ámbito del aprendizaje.
Los niños con síndrome de Down pueden tener cierta facilidad para la lectura, pero tienen más dificultad para aprender los números y retener la información verbal que la visual cuando se trata de la memoria a corto plazo. Además, presentan limitaciones para hablar con claridad y comprender la gramática y la formación de frases.
Existen algunos de ellos que incluso pueden desarrollar algún tipo de un retraso intelectual. Y otros que, sencillamente, necesitan que se le enseñe de otra manera. Por ejemplo: orientando los contenidos al aprendizaje visual, asociando una señal visual a una palabra.
Existe un aspecto que se da la misma forma en estos niños que en el resto, este es el desarrollo social. Está comprobado que los recién nacidos que están diagnosticados con síndrome de Down esbozan su primera sonrisa, una o dos semanas más tarde que la de otros niños.
El entorno social de ellos o los medios que consumen pueden ser determinantes para su comportamiento. Esto es así porque muchas veces imitan la forma en la que sus amigos o personajes de la televisión actúan.
De todos modos, es importante remarcar que no todos los niños son iguales. Y muchos de ellos, quizás necesitan soporte para poder integrarse socialmente. Si esta necesidad no es identificada por su familia o su equipo médico, ellos pueden volverse retraídos.
Cuando un niño es más pequeño, los padres desempeñan un papel muy valioso a la hora de ayudarlos a socializar con otros y hacer amigos, porque son quienes deben se intermediarios en esta instancia de socialización y asegurarse de que su hijo se encuentre preparado para afrontar el mundo real.
Los padres deben enseñar al niño las habilidades que necesita para prosperar por sí mismo, tanto desde una perspectiva práctica (como vestirse solo y cocinar) como social (por ejemplo, adquiriendo conciencia de las señales sociales y del comportamiento adecuado).
Así como señala nuestra la fundadora de laONG “Creando Luz”, María Stroman, aunque hay muchas diferencias entre el crecimiento y el desarrollo de un niño con síndrome de Down y el de un niño sin esta afección, no hay que obsesionarse con ellas.
Lo más importante es que estos niños pueden tener habilidades y capacidades distintas al resto, por también tienen los mismos deseos, miedos e intereses que los demás. Ser conscientes de las diferencias puede ser útil para que los padres reconozcan en qué aspectos el niño puede necesitar más apoyo e intervenir de forma adecuada para ayudarlo.
¿Cuáles fueron los momentos en los que más te enorgulleció la capacidad de tu hijo de experimentar el mundo de manera distinta?